EL SEÑOR NO ME FALLA

Aseguraba el gran poeta español Calderón de La Barca, QUE LA VIDA ES SUEÑO Y LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON.

La vida en si especialmente en el campo femenino inicia cuando la mujer cumple 15 años, que empieza a abrirse como una flor, salen sus formas, destaca los labios y sobre todo los ojos se le embellecen, pero al llegar a los 50 años pierde su gracia y la flor se aja, vota los pétalos, perdiendo totalmente su lozanía. En adelante se engorda y los ímpetus sexuales se le disminuyen y ya aunque ame sigue en una vida semi estéril con su marido.

Esto le pasó a Cesar y Lilia, en un pueblo de la provincia quienes al llegar a mayor edad, vivían en un clima de jala, jala, cada cual queriendo vivir a su manera y demostrar que solamente su mandato era el que valía.

Inicialmente vivieron una vida de mucha felicidad, salían los sábados y domingos a gozar del campo y bañarse desnudos en las piscinas del río del pueblo, donde aprovechaban para hacer el amor.

Además dedicaron todo su esfuerzo a hacer un pequeño capital, que fue aumentando con los años, aunque al crecer los hijos, fue disminuyendo lentamente por los costos de matricula y los gastos en si de poderse educar.

Por eso, un día Lilia, quien se defendía en un pequeño negocio, donde se vendían drogas muchas drogas y se aplicaban inyecciones y además arrancamuelas, café, espagueti, panela y cosas sencillas de la vida común, resolvió enfrentar a Cesar al que le dijo:

Cesar he pensado sembrar algodón

y él rápidamente le respondió,

será que te estas volviendo loca, sembrar algodón es un negocio que se gana o se pierde, por la voluntad de un aguacero que caiga.

Lilia rápidamente le respondió:

– si otros siembran algodón les va bien, porque me va a ir mal a mí.

– Es que en nuestro caso hay que civilizar la tierra y eso cuesta plata y acudir al crédito y si nos lo dan tendríamos que dar en garantía la casa y las vacas, que mal o bien nos están dando para vivir tranquilamente,

Lilia le dijo:

– pero si eso lo hace todo el mundo y silos demás pagan, porque no voy a pagar yo.

En esa tónica de uno que quería y el otro no, terminaron enfrentados y en su pelea se dijeron malas palabras, hasta que al fin Lilia triunfó, consiguió enla Caja Agrariaque le prestaran para el buldózer, que civilizó rápidamente40 hectáreasy luego con el tractor que compraron araron y sembró Lilia el algodón.

Cuando empezaron a buldocear la tierra, dijo Cesar: allá en la parte de arriba del lote, en la orilla, hay un palo de Cotoprix, ese no lo vayan a derribar, lo dejan ahí, que si todo sale mal, yo reculo como un ovejo  y dejo mis sesos pegaos en el árbol.

Todo marchó bien, consiguió en el ICA, buena semilla y como habían caído buenos aguaceros, rápidamente germinó con hermosura, ocasionando la alegría de Lilia que estaba entusiasmada con el cultivo, más que todo porque quería demostrar su superioridad sobre su marido. Pero Cesar rezaba para que no lloviera y se perdiera, cuando por varios días se presentó un veranillo y al amanecer el algodón estaba alegre, pero al medio día, el sol estaba fuerte, las hojas del algodón lloraban de tristeza.

En vista de tal situación Lilia acudió al mejor agrónomo de la región, quien le dijo delante de Cesar:

– este algodón lo salva Dios, sí manda un aguacero,

lo que ocasionó la reacción inmediata de Cesar que apuntó:

– yo te lo dije, yo te lo dije, que esto nos traería la ruina, ahora habrá que entregarle la finca y la casa a la Caja Agraria, y nosotros ya mayores nos moriremos de hambre.

Lilia profundamente religiosa y muy creyente, se arrodilló y pidió a Dios que le mandara el aguacero que necesitaba, para salvar el algodón y Cesar que no creía en nadie afirmó:

– De bonito pendejo te estay agarrando, sí Dios no tiene que ver con esto, Dios no le cumple a nadie.

Estaban en esas y el sol en todo su esplendor, cuando misteriosamente sin haber motivo aparente, sin una nube y sin nada que lo indicara de pronto se desgajó un violento aguacero, seguido de tempestad, relámpagos y truenos, y en esas Lilia arrodillada le agradeció a Dios tal regalo, mientras le manifestaba a Cesar.

– viste, viste que cuando se pide con fe, Dios complace, viste que Dios no es como dices tú,

Mientras tanto la tempestad estaba tan cerca, que Cesar se asustó y cuando Lilia lo recriminaba, Cesar se paró en medio de un relámpago que cayó tan cerca, que lo iluminó y él asustado le manifestó:

– y le vai a da carbon pa que me joda, bonita tarea la tuya, que tenei de estame acusando, ahora me venii acusa, que hacei con acúsame, esto era por habla paja. Yo se que Dios es grande y todo poderoso. Lo que querei es que yo me mate, pa gastate lo que te ganei con el que te dé la gana?

 

Álvaro Becerra Murgas

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